No hay inteligencia artificial en Obradoiro, ni robots que ejecutan tareas rutinarias; el montaje de cada bolso o prenda o producto sigue un control humano que garantiza de principio a fin que un producto sensible como la piel tenga un tratamiento también sensible que solo puede ejecutar la mano de los profesionales que trabajan con nosotros.
No hablamos de acabado cuando entregamos un producto, más bien pensamos que es ahí es cuando empieza su verdadera vida, y la piel tiene muchas vidas. Máquinas de última generación acompañan un proceso vivo del que se puede decir que cada producto que sale tiene la misma calidad, pero una belleza escondida diferente.
El nuestro es un taller de confección, pero también un laboratorio del que cada día salen productos que confiamos hagan disfrutar a los consumidores.
